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Del autor: 03.2012 Érase una vez, cuando trabajaba como gerente de recursos humanos, me perseguía la idea de querer trabajar de forma independiente como entrenador y psicoterapeuta. . La idea creció y se expandió, abriéndose paso secretamente en mis pensamientos y creando un lugar cálido en mis sueños. Habiendo decidido prepararme a fondo para hacer realidad mi sueño, comencé a buscar activamente materiales e ideas para los entrenamientos. Al darme cuenta de que esto no era suficiente para mí, comencé a comunicarme con formadores en ejercicio en foros y en la vida, estudiando para convertirme en terapeuta Gestalt. Fue uno de los períodos más interesantes y activos de mi vida. Pero todo este tiempo me perseguía una pregunta que no me atrevía a plantearme ni a mí ni a quienes me rodeaban. La pregunta era "¿Estoy preparado para trabajar como entrenador?" Y entonces un buen día lo pregunté en un foro profesional, donde ya me conocían bastante bien y mis capacidades profesionales. Recibí muchas respuestas, la mayoría de apoyo, pero sólo una realmente me hizo pensar. "Nadie te dirá que estás listo". Era como una tina de agua fría y me quedé helado durante mucho tiempo frente al monitor. Probé esta idea y escuché cómo me convenía. Éste respondió..."¡Pero, realmente, nadie!" Y además, nadie podrá evaluar mi capacidad para lograr algo. Incluso yo mismo. Hay acontecimientos en la vida para los que nunca puedes prepararte por completo. Cambiar de profesión, empezar una nueva relación, un embarazo, un desastre natural... Las ideas y los sueños sólo pueden comprobarse en la práctica. Recién estoy empezando a implementarlos en tu vida. Está lejos de ser un hecho que este camino será fácil, pero aunque sólo sea porque lo será, vale la pena comenzar. Puedes pedir ayuda y apoyo durante el proceso.)