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En general, se acepta que el miedo cumple una función protectora, nos protege de errores y sirve como indicador de una situación peligrosa. Al mismo tiempo, a la gente no le gusta tener miedo; tienen miedo de tener miedo. El miedo es un sentimiento desagradable que intentamos evitar. Una persona es capaz de anticipar el sentimiento de miedo mientras se encuentra en un estado de anticipación del peligro. ¿De dónde viene esta expectativa? Puede estar relacionado con las experiencias negativas de otras personas, su interpretación y su significado para nosotros mismos. El miedo se produce cuando existe una alta probabilidad de sufrir. Dependiendo de la naturaleza de la amenaza, la intensidad de esta experiencia puede variar en una amplia gama de valores. El sufrimiento humano no es sólo de naturaleza biológica (por ejemplo, por dolor), sino también socialmente condicionado: sufrimiento por una valoración negativa del entorno, obligaciones incumplidas, etc. Asimismo, los miedos no son sólo de naturaleza biológica, sino también social. Ahora veamos un sentimiento de miedo que se produce al realizar un programa complejo de acciones, en condiciones de tiempo limitado o altas velocidades. Por ejemplo, al conducir un coche. Aquí el miedo puede manifestarse en todos los niveles de actividad. Afecta la percepción de la información, su procesamiento, la toma de decisiones y el control sobre la acción realizada. En primer lugar, en un estado de miedo, la cantidad de atención disminuye, la cantidad de información percibida se reduce drásticamente y la percepción visual de la velocidad se distorsiona. En este estado, se produce una especie de estrechamiento de la conciencia: se pierde la visión de la situación en una perspectiva más amplia, como resultado de lo cual se pierden las posibilidades objetivas de un enfoque constructivo para resolver la situación, dependiendo del tipo de sistema nervioso. , se puede observar inhibición de la actividad, cuando una persona parece observar todo lo que sucede desde el exterior y no es un participante activo en la situación, acciones impulsivas espontáneas que van por delante de la actividad mental. Al mismo tiempo, incluso si el sistema nervioso de un individuo en particular está suficientemente equilibrado, aún pueden aparecer errores en la actividad causados ​​​​por la falta de tiempo para tomar una decisión, la implicación emocional expresada en la situación debido a su gran importancia vital. Cabe señalar que la percepción de una situación se basa en actitudes existentes, y una persona interpreta la situación según un escenario interno basado en experiencias previas y su significado en relación a uno mismo. Por lo tanto, al percibir los acontecimientos en curso, una persona tiende a fijarse en aquellos hechos que no contradicen su escenario interno y sus expectativas de la situación. Personas con diferentes actitudes verán la misma situación de manera diferente y, al encontrarse en condiciones subjetivamente diferentes, tomarán decisiones diferentes. Así, en la reacción ante una situación, la valoración e interpretación de los acontecimientos actuales es primordial, lo que, a su vez, está relacionado con las expectativas de la persona y con su interpretación de los acontecimientos pasados, es decir, indisolublemente ligado a la personalidad de la persona..