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Si se siente amenazado, puede utilizar lo que se llama comportamiento de protección (o seguridad). El alivio se produce: estas acciones reducen la ansiedad a corto plazo (de lo contrario no recurriríamos a ellas en absoluto), pero a largo plazo mantienen la ansiedad y refuerzan la creencia de que ya no es posible afrontar la ansiedad o el miedo. Por ejemplo, si tiene un trastorno de ansiedad social, puede reducir su ansiedad si nunca dice lo que piensa. En este caso, sabes que la única forma posible de afrontar situaciones sociales es permanecer en silencio. Desafortunadamente, nunca tendrás la oportunidad de poner a prueba esta creencia y descubrir si podría estar equivocada. El comportamiento de seguridad puede ser obvio u oculto; A continuación se enumeran algunos ejemplos: Evitar, por ejemplo, permanecer en el interior para asegurarse de que no pase nada. Sentarse en la última fila para evitar que lo noten. Usar gafas de sol incluso en tiempo nublado para evitar el contacto visual. sedantes. Es necesario tener siempre cerca un compañero de confianza que le proporcione apoyo, por ejemplo, en caso de un ataque de pánico. Numerosas revisiones de las cerraduras y puertas del coche o del apartamento. , por ejemplo, si sale temprano de una fiesta. Acciones ocultas, como revisar mensajes en el teléfono durante la comunicación personal con una persona. Beber alcohol para reducir la ansiedad. Acciones supersticiosas para protegerse del mal de ojo. antes de un discurso. Ensayar mentalmente una conversación. Buscar tranquilidad de otras personas (médicos, seres queridos. Controlar constantemente la presión arterial, el ritmo cardíaco. Distraerse de una situación amenazante, por ejemplo, escuchar música antes de un evento importante. Acciones destinadas a no hacerlo. sentir todo el alcance de su ansiedad, por ejemplo, darse la vuelta cuando le ponen una vacuna o le extraen sangre, o agarrarse con fuerza a la barandilla en altura escaneando cuidadosamente su cuerpo para detectar cualquier cambio o síntoma en un intento de monitorearlos. Llamar o enviar mensajes de texto constantemente a sus seres queridos para asegurarse de que estén bien. No hay otra forma de saber qué sucederá en la realidad, excepto afrontar sus miedos a medias. Al evitar tales experiencias, dejamos lugar a conjeturas y suposiciones, mientras intentamos evitar situaciones que nos parecen cada vez más amenazantes. El comportamiento protector nos obliga a atravesar el círculo vicioso de nuestra ansiedad una y otra vez, añadiendo cada vez un pequeño grado de estrés emocional. Cuanto más intentamos protegernos, más fuerte es nuestra convicción de que nuestra capacidad para afrontar la situación simplemente no sirve. existir. Además, las habilidades de afrontamiento necesarias no están realmente desarrolladas. Se puede comparar renunciar a una conducta protectora con aprender a andar en bicicleta. En algún momento es importante quitar las ruedas de más y quedarte con solo dos, de lo contrario nunca irás. Puedes obtener más información o apuntarte a una consulta a través de un mensaje privado en la web o llamando al +7 917 0186 234. (WhatsApp o Telegrama)