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Un aspecto de la psicoterapia existencial que encuentro extremadamente valioso es la idea de responsabilidad personal. Por un lado, los humanos somos libres de vivir como queramos y, por otro, somos responsables de las decisiones que tomamos. Y esta elección a menudo nos determina en gran medida como individuos. La libertad y la responsabilidad van de la mano, nos guste o no. A menudo los clientes que acuden a terapia se quejan de sus vidas, incluidos sus cónyuges, hijos, colegas, jefes y otras circunstancias externas. Los clientes creen sinceramente que la causa de sus problemas está en los demás y esperan el apoyo del terapeuta en este asunto. Un cónyuge egoísta, hijos que simplemente no me escuchan, un jefe estúpido, amigos desconsiderados y poco empáticos... básicamente, todas estas personas se comportan de alguna manera mal, y por eso vine a terapia. No estoy bromeando, eso es lo que dicen. ¡Muchas menos veces, un cliente llega entendiendo que él es el responsable en última instancia de todo lo que sucede en su vida y con la disposición a realizar cambios serios en su pensamiento, comportamiento y acciones! Al menos esto rara vez sucede en las etapas iniciales de la terapia. Y este es uno de los problemas clave que enfrentan los psicólogos: cómo ayudar al cliente a asumir la responsabilidad de su vida sin causarle decepción, ira o incluso resentimiento. Sin responsabilidad personal, no se producirán cambios porque, como todos sabemos, sólo puedes cambiar y “mejorar” a ti mismo, influir sólo en tus pensamientos y emociones y corregir sólo tu comportamiento. Cuando se enfrenta a este problema, es importante hacer pensar al cliente preguntándole: “¿Cuál crees que es el denominador común en todas las dificultades, decepciones y problemas de relación en tu vida?” Esta pregunta le permitirá centrarse en su papel en cualquier situación que encuentre. Aunque su contribución al problema sea, según sus sentimientos personales, sólo del 1%, es a partir de ese 1% que empezamos a trabajar. Es a partir de este 1% que comienza el cambio y, por regla general, asumir la responsabilidad de esta pequeña contribución lleva al cliente a la idea de que tal vez pueda aumentar el grado de su influencia sobre un problema particular. La vida es una de las mayores libertades disponibles para cualquier persona. Aunque la carga de la responsabilidad a veces pueda parecer pesada, también trae consigo liberación, la clave de la libertad personal. Cuando una persona se responsabiliza de sí misma, “obtiene” el derecho a ser quien quiere ser, sin buscar a quién culpar, y pasa de la posición de víctima a la posición de autor de su vida..