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Del autor: ¡Caballero! Levanta tu visera y mira esto: Las escamas son más fuertes que el metal, ¡La llama está caliente por dentro! ¡Sal a luchar contra mí, pon tu honor en juego! ¡El dragón que escupe fuego no tendrá miedo de comerte! (poema infantil, autor desconocido) Muchos de nosotros estamos familiarizados con el sentimiento de miedo, con cuánta fuerza y ​​tensión gastamos luchando (o negando) nuestros miedos. Al dirigir toda nuestra atención a la lucha contra el miedo interno, intentamos frenar su manifestación. El miedo comprime todo desde dentro, encadena movimientos y pensamientos, complica la comunicación y aumenta la irritación. ¿A qué le tenemos miedo y por qué? ¿Qué es para nosotros el miedo: un problema o...? Sí, sí, exactamente o... La belleza del miedo es que es generador de algo valioso para nosotros. Y esta cosa valiosa se puede llamar TESORO. ¿Y cómo llegar a tu tesoro personal? Los cuentos de hadas que nos contaron en la infancia dicen que el tesoro siempre tiene guardianes (serpientes, dragones que escupen fuego), cuya tarea es proteger y proteger el tesoro. Y cuanto más se acerca alguien al tesoro, más peligroso se vuelve el camino para él; las serpientes y los dragones comienzan a silbar intensamente, a morder y a defender el tesoro. Es interesante que los propios dragones nunca utilizan tesoros protegidos; les basta con poseerlos y saber que los tesoros están en su poder. Propongo hacer una analogía en la comunicación (relaciones) con las personas: cuanto más se acerca una persona a nosotros (más de lo habitual), surge el miedo a la confianza, el miedo a la intimidad, el miedo a la manipulación, el miedo a que esta felicidad no dure mucho o el miedo. de nuevas relaciones, y esta lista es interminable..., y como resultado - una reacción - el dragón o serpiente interior se despierta, y comenzamos a arrojar veneno de nuestros labios, a silbar, a gruñir y a “morder”, a sarcasmo o a ira. puede aparecer, o tal vez el deseo de cerrarme internamente y fingir que soy yo no aplica. Y llegamos a un acuerdo con el dragón, tenemos un tesoro, pero no lo usamos, o tal vez nos convertimos en parte de ese dragón (parte de nuestro miedo), que ya ha absorbido casi por completo la personalidad y se ha metido en casi todo. esferas de la actividad y la vida humana. Algunas personas prefieren matar al dragón (matar el miedo), pero olvidan que al matar al dragón no pueden abrir el tesoro y usarlo, se convierten en guardianes del tesoro. Entonces, ¿qué esconde nuestro dragón o serpiente interior? La respuesta está en el cuento de hadas: adivina tres acertijos, sigue tu camino, encuentra algo, no sé qué, y el acceso al tesoro está abierto. Los cuentos de hadas cuentan que sólo los fuertes y valientes, los inteligentes (sabios) y los diestros tienen acceso al tesoro. Respeta tus miedos: este dragón interior es tu amigo, que te indica el lugar donde se guarda tu tesoro. ¡Debes alimentarlo y escucharlo, y él te permitirá obtener el tesoro más valioso de tu vida, que te abrirá nuevos horizontes y oportunidades! Hay muchas manifestaciones del miedo, pero sólo hay cuatro fuentes principales de la forma del miedo (desde el punto de vista de Fritz Riemmann): 1. Miedo a la intimidad, que conduce al desapego.2. El miedo a la separación provoca depresión existencial (un sentimiento de horror ante la soledad).3. El miedo al cambio provoca una obsesión obsesiva que incita a la persona a establecer control, si no sobre las personas o sobre las circunstancias que crean la ilusión de control: por ejemplo, vigilar de cerca la forma del cuerpo, la limpieza del apartamento o ser hiperactivo en cualquier asunto, por importante o trivial que sea.4. Miedo a la constancia, o miedo a la absorción, y como manifestación: indiferencia emocional o simplemente “retraimiento”. En última instancia, si una persona está completamente desapegada y “retraída en sí misma”, entonces no puede ser lastimada..