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Los “discos rayados” de sentimientos negativos, tan dolorosos y desagradables, juegan en nuestro inconsciente en un segundo plano, incluso si estamos de buen humor. Este trasfondo crea una atracción y, tarde o temprano, nos encontramos en una situación en la que nuevamente experimentamos sentimientos dolorosos similares. En ese momento, tenemos dos opciones: 1) Intentar huir, cerrarnos o de alguna otra manera deshacernos de esta situación, de las personas que están en ella y del dolor que todo esto causa. 2) No huir. , no cerrarnos, vivir el dolor Si por costumbre tomamos el primer camino, un disco rayado sólo sonará más fuerte en el subconsciente y las situaciones seguirán repitiéndose en el futuro. Si tenemos suficiente coraje, apoyo y recursos (idealmente alguien amoroso y fuerte a nuestro lado), podemos tomar el segundo camino. Entra en este dolor, siéntelo en tu cuerpo, continúa respirando. Por primera vez, hacer esto solo es casi imposible, la psique está acostumbrada a protegerse del dolor y necesita un guía en quien pueda confiar. De una forma u otra, si empiezas a experimentar este dolor, la primera situación en esta vida que provocó la melodía de este sentimiento negativo definitivamente aparecerá en tu mente. Al experimentar el dolor de la situación original y verbalizar lo sucedido, tenemos la oportunidad de darnos cuenta de que la situación no estaba dirigida contra nosotros personalmente. Que las personas que nos hicieron daño no querían hacernos daño, sino que actuaron como sentían por sus propios motivos, actuaron para evitar el dolor o para encontrar la felicidad, como el resto de nosotros. Si podemos darnos cuenta de que este dolor no está dirigido contra nosotros personalmente, hay muchas posibilidades de que no regrese, porque incluso si nos tratan de la misma manera, por ejemplo, nos rechazan, no lo tomaremos como algo personal. Entenderemos que esta es simplemente la situación. Es decir, la curación ocurre cuando experimentamos plenamente los sentimientos, encontramos palabras para lo que sucedió y nos damos cuenta de la naturaleza no personal de la situación. Escribo estas palabras basándome en mi propia experiencia, y también entiendo que sin un buen maestro y un buen guía, nunca habría llegado a esta experiencia y a estas realizaciones. Quizás el texto simplemente sea de poca ayuda para alguien; lo escribo más bien para resumir mi propia experiencia. Agradezco esta experiencia a mi Lama, a todos los maestros y a mi psicoterapeuta, así como a todas las personas que desempeñaron su papel, como un cartero, causándome dolor, kármicamente causado por mis acciones pasadas de cuerpo, palabra y mente. Que este texto te sea de utilidad.