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La sospecha es una carga pesada. Es difícil para una persona sospechosa disfrutar de la vida real, ya que se encuentra casi constantemente en un estado de ansiedad. Pase lo que pase en la vida, esa persona ve literalmente un desastre que se desarrolla frente a él. Considera que cualquier situación conduce a la tragedia. Los motivos de la desconfianza pueden ser muy diferentes. Estos incluyen rasgos de personalidad propensos al neuroticismo y al trauma psicológico desde la infancia. Las exigencias banales y excesivas de los padres o profesores, que alimentan constantes dudas y temores en el niño, contribuyen al desarrollo de la desconfianza en la edad adulta. La autoestima también afecta el desarrollo de la desconfianza. Aún así, la capacidad de evaluarse a uno mismo adecuadamente es inherente a las personas que evalúan adecuadamente la realidad objetiva que los rodea. Además, no sólo la baja autoestima es característica de las personas sospechosas, sino también la alta autoestima de las personas que atraviesan un período difícil en la vida. Sin embargo, ese período es un terreno excelente para el desarrollo de muchas enfermedades mentales, no sólo la desconfianza excesiva. Por supuesto, existen otras causas de desconfianza. Al mismo tiempo, lo más importante es saber cómo afrontar este problema. Lo primero que puedes hacer es sistematizar los miedos del pasado y cómo terminaron realmente determinadas situaciones. Nuestro cerebro ama la lógica. Dale un sistema, información analizada y organizada, y simplemente no tendrá motivos para temores infundados. Además, en cada situación concreta, en lugar de anticipar lo peor y entrar en pánico, asume con calma tres escenarios en los que podrían desarrollarse los acontecimientos: negativo, positivo. y promedio, lo más ordinario y racional posible. Tenga en cuenta la idea de que lo más probable es que todo suceda de acuerdo con el escenario promedio, como sucede con mayor frecuencia en la vida. Además, no intente esconderse de sus propios pensamientos sobre la situación. Al contrario, critica lo que te pasa, tus pensamientos. Hazte preguntas: ¿qué es exactamente lo que te hace pensar que todo terminará mal? ¿Qué evidencia real tienes de tal escenario? No tengas miedo de salir de tu zona de confort. Más precisamente, sal de ahí a través de tus miedos. Cuanto más permaneces en esta jaula, más alimentas los trastornos de ansiedad. Intenta vivir el hoy. Lo que sucederá sucederá de todos modos. Pero lo más probable es que todavía no esté de acuerdo con su escenario, y al repasar constantemente en su cabeza desastres inventados, no solo desperdicia sus nervios y su salud, sino también su tiempo. La distracción constante por las preocupaciones quita la oportunidad de vivir la vida real. Es importante concentrarse en lo que está sucediendo ahora. Sobre lo que puedes cambiar. Fíjate metas, haz todo lo posible para lograrlas. Intenta pensar positivamente.